martes, 30 de noviembre de 2010

Marcianos nudistas

El otro día vi un fragmento de la película La guerra de los mundos que dieron por televisión, que no mejora en nada a la primera versión que se hizo, no solo por la debilidad de algunos de sus fundamentos, como la captura de personas para extraerles la sangre (en eso se parece a Matrix, salvando las distancias pues esta sí me parece que es original, aunque adolece de una notable ingenuidad, al menos en la primera de la saga, al basarse en la utilización de los seres humanos como pilas energéticas), sino por el desarrollo general en el que priman los efectos especiales sobre otros elementos que deberían estructurar cualquier película, algo de lo que se peca en las de ciencia ficción. Pero no quiero hacer aquí una crítica detallada, simplemente constatar que los marcianos que aparecen van desnudos, como el protagonista de ET, los selenitas de Los primeros hombres en la Luna, también de H. G. Wells, y otros muchos más extraterrestres de novelas y producciones cinematográficas. Esto, a mi entender, puede deberse a uno o varios de los motivos que paso a enumerar:
1.Que por causa de una evolución social en sus planetas, hayan decidido convertirse en nudistas todos sus habitantes y viajen, así en pelotas, a otros mundos sin importarles el frío que pueda hacer o las miradas de seres extraños y de escasa inteligencia.
2.Que las productoras de cine no dispongan de diseñadores de atuendos apropiados para los extraterrestres en cuestión, porque vestir a un marciano antropomorfo resulta muy fácil, pero cuando veo a uno de estos seres, tan parecido a nosotros, en una película o leo su descripción en una novela, ya me pongo en guardia: ¿ciencia ficción o simple fantasía?, más bien fantasía dado que la probabilidad de que un extraterrestre inteligente posea una anatomía similar a la nuestra es bajísima y, por tanto, poco creíble.
3.Que el autor del libro o del guion pretenda, mediante ese recurso de presentar a sus marcianos desnudos, mostrar cuanto antes su fisionomía sin recurrir a más explicaciones, fotogramas, diálogos acompañados por ingenios de tecnologías del futuro, como proyecciones holográficas, etc.
Quiero pensar que se trata de esto último, pues justificaría, a mi modo de ver, echar mano de técnica tan simple. Incluso cuando se habla de vestimentas que no se perciben por los espectadores, se recurre a cosas como coraza o traje biomecánico, recordemos al extraterrestre capturado por Will Smith en Independence Day, lo que permite apreciar el aspecto físico del intruso sin más que echarle un vistazo, vistazo que para el asistente a la proyección no le lleva más que a una consecuencia: otro ET en pelotas.
Quizá me equivoque, y si sobrevivimos al calentamiento global, a la amenaza nuclear, al terroristmo islamista y otros terrorismos, a las crisis económicas mundiales, en las que solo triunfan los ricos y dan como resultado muchos más pobres que, pronto o tarde, y gracias seguramente a internet y a las redes sociales, se sublevarán originando una revolución planetaria de consecuencias imprevisibles, etc., etc., pues eso, si sobrevivimos, a lo mejor nos transformamos en otra especie nudista, volviendo a la inocencia de un paraíso natural, al amor, a la paz, a la búsqueda de un hermano cósmico en esta u otra galaxia que nos salude algo receloso contemplando nuestras vergüenzas. Porque yo no le daría la mano a un ET de tres metros con un pene que naciera a la altura de mi boca para pender arrastrándose por el suelo. Lo siento, sé que soy escrupuloso. Pido perdón a todos los terrícolas defensores del nudismo, y también a los marcianos que lo practican sin complejos.